Motivación y recompensa: Aprendiendo a educar peludos felices

Usar métodos de educación positivos, donde premiemos a nuestros peludos por hacer lo correcto puede hacer más fácil y feliz nuestra vida juntos. Reforzar los aciertos nos permite generar mejores niveles de obediencia y jerarquía, reduce frustraciones, evita castigos y nos ayuda afianzar una relación de afecto y confianza con ellos.

Angélica González
25 de May de 2020

Motivación y recompensa: Aprendiendo a educar peludos felices

Motivación y recompensa: Aprendiendo a educar peludos felices

Usar métodos de educación positivos, donde premiemos a nuestros peludos por hacer lo correcto puede hacer más fácil y feliz nuestra vida juntos. Reforzar los aciertos nos permite generar mejores niveles de obediencia y jerarquía, reduce frustraciones, evita castigos y nos ayuda afianzar una relación de afecto y confianza con ellos.

Los animales, incluidos los humanos, aprenden más deprisa y retienen más de lo que han aprendido cuando no tienen miedo. Por tanto, el adiestramiento en positivo, donde se educa mediante recompensas es mucho más eficaz, y permite al cachorro aplicar todas sus energías al aprendizaje de las tareas. Un clima de confianza entre el cachorro y el tutor (adiestrador o padre perruno), le permitirá ser más creativo y hará más probable que pruebe nuevas formas de obtener la recompensa sin miedo a hacerlo mal.

Un refuerzo efectivo aumenta la motivación, estimula zonas de recompensa del cerebro y genera memoria muscular. Una recompensa puede ser cualquier cosa que cause un deseo de obtención en el cachorro. Las recompensas más evidentes y sencillas son:

  • Comida.
  • Contacto social placentero con personas.
  • Juegos con juguetes.

Cada perro tiene distintas motivaciones y es tarea tuya encontrar lo que más le gusta a tu cachorro. El adiestramiento basado en recompensas depende de que el cachorro quiera las recompensas que le ofreces y haga lo que le pides para obtenerlas, por eso contar con recompensas que generen suficiente motivación es importante, porque cuanto más motivado esté el cachorro, más se esforzará por aprender la tarea.

Antes de iniciar una sesión de adiestramiento

Antes de iniciar una sesión de adiestramiento asegúrate de que usas las recompensas que desea tu peludo en ese momento concreto de su vida, pues esto puede ir cambiando a medida que crezca o tenga mayores interacciones con el ambiente que le rodea.

Si deseas siempre tener la mejor recompensa, deberás observar las pequeñas cosas en las que tu perro pueda interesarse, teniendo en cuenta, por ejemplo, que, si aun no ha llegado la hora de su comida, tal vez tenga hambre, y es mas factible que funcione algún tipo de alimento para entrenarlo. O tal vez no tenga hambre, pero se sienta juguetón, por lo que jugar con un juguete será una buena recompensa.

Existen perros que se motivan fácilmente con la novedad y el vinculo que se les este ofreciendo, por lo cual puedes siempre probar el modificar la situación para provocar en tu cachorro el deseo de lo que le estás ofreciendo durante la sesión de adiestramiento.

Aumentar el refuerzo frente algunas tareas también resulta muy conveniente, por lo cual será mejor tener recompensas superiores para solicitudes más difíciles. Las mejores recompensas se deben reservar para cosas realmente complejas para el, como reforzar el que haga sus necesidades en el lugar correcto o que acuda a ti cuando lo llamas mientras está jugando con niños u otros cachorros.

Pasadas unas semanas de adiestramiento, tal vez descubras que tu peludo pierde interés frente a las recompensas por las que antes tanto se esforzaba. Al igual que nosotros, los perros, mas aún si son cachorros, se pueden aburrir de obtener siempre lo mismo, por lo cual cambiar las recompensas, de vez en cuando, hará que su respuesta vuelva a cubrir todas tus expectativas.

Si te esfuerzas por conservar la atención de tu peludo y su motivación es escasa, aumenta el valor de las recompensas o cambia el tipo de estímulos que le ofreces. Plantéate también otras motivaciones internas que puedan impedir que aprenda, como tener ganas de hacer sus necesidades, tener sed, estar cansado o no sentirse bien.

1. Galletas o bocados de alimento

Algunas personas optan por usar algunas porciones de la comida habitual del cachorro para los entrenamientos, pero esto suele funcionar bien solo en perros voraces, o en aquellos que aún no han descubierto lo fácil que podrán disponer de esa comida en casa.

Galletas o bocados de alimento

Hay muchos tipos distintos de alimentos que sirven como recompensa durante la etapa de adiestramiento. Las galletas o los bocados blandos, deben ser tanto sabrosos como fáciles de manejar y tragar para que sean realmente eficaces.

Tu peludo trabajará mejor con treats que huelan bien, sean blandos, fáciles de comer y sabrosos. Una salchicha, o una pieza de pollo, o hígado cocidos (solo en agua) y cortados en pequeños trocitos son un buen ejemplo. Sin embargo, si elijes galletas debes buscar que no sean duras ni harinosas.

Siempre es preferible que el perro reciba algo que pueda consumir muy rápido, pues si le toma tiempo masticarlo, o queda con sensación de boronas en la boca esto lo distraerá del adiestramiento y podremos perder la emoción o el tiempo huella. Asegúrate también, de que los trocitos sean pequeños, como dados de 5 mm o menos (del tamaño de un guisante), pues, si el bocado ofrecido es muy grande pronto perderá el apetito y las ganas de seguir trabajando. Los perros se esfuerzan más si los trocitos son pequeños pues conservan activa la zona de recompensas del cerebro cuando aun no están satisfechos, así las sesiones de adiestramiento pueden durar más e incluso llegar a ser más efectivas.

Si quieres usar alimentos naturales, pero no quieres tener una textura húmeda o resbalosa en las manos, secar los bocados en el horno puede funcionar, pues, aunque este proceso signifique que pierdan un poco su blandura, seguirán conservando el sabor apetitoso, con la ventaja de que será mas fácil guardarlos como “galletas” en un contender hermético para tenerlos siempre a mano. Tener estos frascos en distintas habitaciones de la casa te garantizará que nunca estarás muy lejos de las recompensas, más si solo dispones de unos pocos minutos para una sesión de adiestramiento.

Si te preocupa que tu peludo suba de peso con todas las galletas que usas para adiestrarlo, reduce el volumen de sus comidas. Cuando comiences a adiestrarlo, introduce lentamente las galletas que vayas a usar, para evitar sobrecargar su estómago con grandes cantidades de un alimento nuevo, pasando de un poco al principio y luego un poco más cada día.

2. Complacerte lo complace

Recurrir a comida cuando adiestres un perro facilita que entiendan tus deseos. Sin embargo, siempre recuerda que, aunque se les recompense con comida, los peludos también estarán esperando tu aprobación. Los cachorros, por ejemplo, aprenderán mucho más rápido si los recompensas no solo con la comida, sino también elogiándolos con alegría y sinceridad siempre que hagan lo que se les pide.

Los elogios verbales son más eficaces si se adopta un tono de voz agudo, feliz y excitado, y los elogios físicos son mejores si se acaricia el pecho y la espalda suavemente, preferiblemente en el sentido en el que crece el pelo. Evita darle palmaditas en la cabeza a tu peludo y tocar su cara o sus bigotes, sobre todo en sus primeros meses de vida, pues algunos son muy sensibles a estos acercamientos, pudiendo resultarles molestos, intimidantes o muy excitatorios. Si has establecido una relación correcta con tu peludo, el que quiera complacerte será con el tiempo una motivación mucho más poderosa que esforzarse únicamente por obtener comida.

3. Juguetes y juegos

Cuando tu peludo haya aprendido algunas voces de comunicación y algunas órdenes primarias, podrás ir dejando atrás los premios apetitivos como recompensa, usando juegos con juguetes para motivarlo y que haga lo que le pides. Los juegos con juguetes son una continuación de tu aprobación, y divertirse contigo jugando es una gran recompensa para un perro cuando ha aprendido a jugar con estos.

Juguetes y juegos

Angélica González Becerra
Psicóloga y Pedagoga
Magister en Educación
Doctorando en Etología